Dogville es un duro relato donde se representa de forma muy interesante los impulsos del ser humano desde puntos de vista muy enfrentados. Desde un granjero, un médico hipocondríaco, una profesora o un ciego automarginado. Todos parecen gente bondadosa y creyentes temerosos de dios, todos comparten la tendencia, parte central de la historia y del ser humano, de utilizar despóticamente su poder sobre los demás. Poder velado bajo el la máscara de una sociedad endogámica y transformado en represión.
Cabe destacar de esta película la puesta en escena y la utilización de una forma muy acertada de la iluminación puesto que es una película en la que no existen fondos, centrando la acción en lo que quiere decir el director con su obra. La escenografía utilizada está siempre en escena y no hay variación de elementos que se añadan o excluyan a excepción de en el final de la película. Mediante una composición de escenario muy compensada, el autor nos sumerge en la expresividad que le quiere dar a la acción y el guión restándole belleza al producto final pero no intensidad y sobre todo originalidad y atractivo, esto último no por bonito pero sí por lo práctico. Según "De lo espiritual en el arte" de Kandinsky, sería una obra cuya intención no es ser bella sino expresar realmente los sentimientos e inquietudes propias del artista en sus obras y, en esta película - primera de una trilogía - Lars Von Trier, lo consigue con creces.
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